Alfonsina de las Mercedes

A menudo, basta con el roce de dos palabras para que de una chispa salten cuatro notas de melodía y que de la nada de un día sin luz nazca un verdadero enlace. Luego, con que el tiempo acompañe y los acordes benefiecen al corazón, ... ¿ qué más se necesita ?

De domingo de « Alfonsina » es el color de la jornada de hoy .

Desde que del alba brotó, con rosas amascarilladas y canosa luz de entre semana. Un día más baldío que festivo amaneció, presa de un silencio que, aunque no lo percibiera de lleno, sería premonitorio.

Pero de ello, ni cuenta me di hasta que desde lo alto de un madroño, no tan lejano como pareciera, sobrecogedor me llegó el llanto de un argentino recuerdo, el mareo de una voz -que por efímera no fuera tenaz e insinuante- que no encontraba cabida. Parecido a la llovizna y su rosario primaveral que a la ventana asomaba, chorreaba por mi piel el goteo elegíaco de aquella alma en dos partida, esa paloma buscando norte y, con el, aire de Albertí. Una mujer de carne y sueño, necesitada de horizontes y notas de poesía. De que mañana fuera otro día, de que se hiciera grande, a su altura y se compartiera. Que, como de un madrileño fado, abiertas sus venas, salieran hondo de pétalos su canto, desparramando por doquier el verano.